Sebastian se llamába pero le decian "culebra" 2 parte

El sorteo
 Sebastian había llenado el cupón con la direccion de la vieja que muy a su pesar lo habia adoptado como mascota (sin consultarle claro está).
Amaneció Sebastian como siempre, esparcido en el jardin, casi como un cadaver.
Era sabado, y eso no le importaba a este miserable, vivía los dias como un perro callejero, sobreviviendo.

Sabado 2 p.m. dieron los resultados del sorteo. Sebastian tenía auto, era un indigenente motorizado.
Lunes 8 a.m. Sebastian estacionado en un Toyota AE86 - 2008 en la puerta  de la vieja.

La decision
Las recomendaciones eran muchas. Que lo venda, que invierta en un negocio, que lo de a trabajar, que trabajé él, pero Sebastian mula como era, tomó una decision. No iba a vender el auto, iba a quedarse con él, dormiría en él, trabjaría limpiando autos para llenar su propio tanque, una mala decision, una decision estupida, pero que más se podía esperar de semejante bestia.

El Sr. Culebra 
Sebastian manejaba solo por las calles de su barrio, sucio pero en auto. El auto lo estacionába en casa  de la vieja y alli dormía él, relajao, con unos clavos, bien horneao, rascandose las bolas, con una botella de agua ardiente feliz.

El dengue 
 2 Meses despues: Vendió todo, los faros, el carburador, el radiador, la computadora, la bateria, (el auto estacionado siempre), las llantas, el motor, los asientos, el timón, la caja de cambios. cada venta era una juerga descomunal, vivió los mejores fines de semana, hasta que le quedó solo  la carrocería vacia, tanto como su propia  vida.

La realidad  y el fin
Culebra no fué un hombre inteligente, no fué un hombre, fué un perfecto animal que murió de un edema pulmorar.