La Chica Virgo

No recuerdo bien el año, a veces es mejor no recordar o hacerse el huevon.
Por esos  días locos asomó la colegiala, la que me volvía loco, la loca con su juego de coqueta, la de los ojos bonitos, la  coqueta habitual, la chica virgo juguetona.

Los carnavales ya no eran tan infernales como los que me toco vivir años atrás, pero mi chica virgo hizo que ardiera como el mismísimo infierno.

Estábamos parados en la esquina, la esquina de los borrachos y fumónes, los perdidos, los que pronto estarían en un centro de rehabilitación (eso pensaban de nosotros), y mi chica virgo (Vicky), hasta su nombre era fuego, apareció con su short blanco en carnavales, me pareció una mala elección, a mis amigos les pareció la mejor.
Cuando Vicky camino frente a nosotros con su mirada recoqueta,  su boquita roja, su shortcito blanco y sus yuquitas blancas mal depiladas, se me paró, se nos paró a todos, lo siguiente fue una lluvia de globos y baldazos de agua, que pusieron en evidencia lo que guardaba esa colegiala endemoniada, pudimos notar a través de su short blanco la ropa interior que llevaba y me hubiera gustado ser el único en ver esa exposición de arte, como dije antes, se nos paró el corazón,  mi reacción fue retardada, quizás debí enfrentar a mis amigos por arrechos y mojar así a mi chica virgo, pero en el fondo estaba agradecido. 

La chica virgo, no sé si por ser virgo o por ser chica, me tenía como un perfecto imbesil, era un zombi, un tarado, un arriolo desvergonzado. Ya no recuerdo como terminó,  pero finalmente salí con las manos vacías y los porongos llenos.