Cuchillo Machete Limon


Cuando cumplí  trece años,  empecé a perder  progresivamente el interés en jugar con mis primos, nuestras vacaciones la pasábamos juntos en casa de la abuela.

Mi abuela tenía un carácter comprensivamente vidrioso y, como no serlo, si todos los nietos iban a su casa desde muy temprano a robarle los relámpagos de tranquilidad. 
Para suerte de nosotros vivíamos convenientemente muy cerca, Beto, Liz y Carlitos, vivían a dos cuadras y yo vivía a cinco cuadras, llegábamos sincronizados a casa de la abuela, para plasmar nuestro portentoso talento para el ocio; jugar con la tierra de las macetas, subir a la azotea para jugar con las gallinas que mi abuelo engordaba con esmero, detonar con cohetecillos las viejas paredes devastadas por los años.

Por las noches jugábamos en la calle hasta muy tarde, nuestros juegos favoritos eran:  las escondidas, lingo y mata gente. (Añoro la energía que teníamos por esos días)  lo único que importaba era jugar y  esperar el domingo. Los domingos el abuelo, nos daba la propina, a golpe de las siete de la noche ordenaba a mi abuela que saque la cartera del ropero, tarea que mi abuela desempeñaba a regañadientes, era un ropero viejo y sus bisagras lloriqueaban, a nosotros ese llanto era una calida vocecilla angelical que nos advertía para precipitarnos al comedor a paso ligero.  Estábamos parados en fila india en el comedor, estacionados estratégicamente frente a la puerta de la habitación de los abuelos. Mi angustia se incrementaba al ver salir a mi abuela con la vieja cartera de cuero con asas de metal , de ella se veían salir los fajos de billetes, que mis abuelos convenientemente habían decidido ahorrar en casa, los billetes se conservaban aún con el cintillo que le ponían en el banco y,  el olor a nuevo,  la propina se repartía de mayor a menor  y,  en lo que canta un gallo rompíamos filas corriendo saltarines y exitados a la tienda de la esquina.

Así transcurrían mis días de verano. En vacaciones  recibía la visita de mi primo Michel, el era tres años mayor y,  su afición por el fútbol era desmedida, el solía desaparecerse varias horas y al volver con los brazos y las piernas chorreadas por el sudor, contaba con entusiasmo su participación en algún campeonato de barrio, pero ya por esos días mi interés por el fútbol se desvanecía, lo único que disfrutaba era patear la pelota al arco imaginario que dibujábamos en la pared de la casa de mis abuelos.  Mi primo Michel y yo, disfrutábamos ese juego particularmente porque una vecina de edad avanzada, que vivía a tres casas de la de nuestros abuelos,  se sentaba en una silla vieja y reposaba el almuerzo.
Mi talento para el fútbol era imperceptible, digamos que ya el hecho de patear la pelota era suficiente y,  para ser sincero, yo no pedía más y,  para que más, digo ahora, si el fútbol es una escuela de metros sexuales y delincuentes machistas agresivos. Mis jugadas brillantes y deplorable talento, eran el preámbulo del acontecimiento mas importante de la tarde, por alguna razón inexplicable mis piernas no respondían a mis ordenes y,  siempre me salía un pelotazo desviado, una bala perdida que tomaba rumbos desconocidos, uno de ellos podía ser el techo de la casa y, el otro, el mas frecuente, el más esperado de la tarde, era ver la pelota aproximarse hacia la vieja de la silla, eran minutos interminables ver la pelota girar en el aire, era delicioso, digno de participar en un programa de videos graciosos, mientras esperábamos el fatal desenlace, mi primo gritaba para darle mas emoción al evento, Cuidadooooo
la pelota caía de bruces sobre la señora, quien parecía esperar con hidalguía, lo que la hacia sentir viva, mi primo soltaba la carcajada cachacienta y reventábamos de risa, mientras tanto la señora se ponía de pie maldiciéndonos, sacaba un cuchillo de la cocina y amenazaba a la pelota mirándonos a los ojos, esperando nuestros ruegos y lamentaciones,  pidiendole que le perdone la vida a la pelota, que no lo volveríamos a hacer, que nos la entregue. Tras nuestras humillaciones ella nos tiraba la pelota y nos arreaba para que juguemos mas allá, en otras oportunidades nos había desinflado algunas pelotas, se había ensañado, atravesando el cuchillo en su pechito saltarín, sus ojos enrojecidos parecían ver en la pelota nuestros pechos frágiles.

Un día intente jugar en el equipo de barrio, sentía que talvez podía ser parte de ese equipo y,  que no seria muy difícil patear la pelota y meter un gol y, que todos  me feliciten, que sea una pieza clave en ese equipo, después de todo había disparado algunas tardes, unos certeros pelotazos a la vieja de la silla, le dije a mi primo y a sus amigos que no sabia jugar muy bien y ellos respondieron:

--es una pichanguita, normal nomás chochera--
--a ya piolarespondí

Comenzó la pichanguita,  la pelota no llegaba a mis pies, yo corría en varias direcciones, dando la apariencia que sabia lo que hacia, me acercaba al arco y esperaba un pase para definir un gran gol, a pesar que hacia esfuerzos pidiendo la pelota, nadie se atrevía a pasármela (porque no querían arriesgar la jugada seguro, pero yo  no perdía las esperanzas) y,  llegó por fin el momento esperado, mi primo me dio un pase, la bola venia hacia mi, era mi oportunidad para demostrarle a los chicos del barrio que yo era tan bueno como ellos, sentí una emocion indescriptible, mis piernas flacas esperaban la pelota corriendo sobre mi sitio como reflejo de ansiedad, la pelota estaba delante mió, tome aire incline mi cuerpo hacia la izquierda, abrí mis brazos para dar mas equilibrio a mis movimientos, solté la gran patada con mirada furiosa, todos me alentaban y echaban porras

ya chibolo yaaaaaa, ya carajo!, pateaaaaaaaa!, pateé la pelota y al mismo tiempo solté un grito de poder aaaaaaaaaaaaaaaaaaah conchaesumadre! La bola se precipito algunos metros arriba del arco, sentí mucha rabia, pero no podía ser tan malo, el próximo tiro me ligaría dije para mis adentros, los reproches e insultos no se hicieron esperar
--la cagas chibolo de mierdadijo uno --¿que haces huevon que haces?-- Preguntó otro, yo no sabia que responder, estaba decepcionado, seguí jugando y,  esta vez tenia que demostrar  que podía meter un gol, pero para mi mala suerte los siguientes ataques fueron mas desafortunados y los insultos se subían de tono.

--puta madre que se vaya este chibolo-- vociferó uno
--pero es una pichanguita pe-- dije
--calla huevon que pichanguita ni pichanguita, no jodas vete!!—dijo

Salí de esa cancha recogí mis ilusiones, las cargue en el bolsillo y caminé hasta mi casa,  con la promesa que jamás volvería jugar una pichanguita.

Recuerdo que para el mundial España 82, mi abuelo y mis tíos se reunían a ver el fútbol, instalaban un televisor grande en la sala,  ponían unas cortinas oscuras y,  se sentaban atentos al televisor con sus miradas hipnotizadas, yo caminaba despistado por delante del televisor y gritaban quita de ahí carajo!

Ese mismo año mi primo Beto, que era contemporáneo con mi primo Michel, estaba interesado en otras cosas, el no regresaba a las 6 de la tarde sucio y sudoroso, mas bien todo lo contrario, a esa hora salía recién bañado y oloroso, bien vestido, provisto de su cajita de chiclets y unas monedas para gastar. Empecé a interesarme más por las salidas nocturnas y perdí el interés por los juegos de niño. Tenia cierta afinidad con mi primo Beto,  porque compartíamos el mismo gusto por la música, escuchaba indochina y muchas veces venia a la casa del abuelo cantando, pero un día me sorprendió, me hizo escuchar un casette que había grabado de la radio, era un compilado; Cindirella, Bon Jovi, Poison, Skid Row, Stryper, lo escudábamos incansables una y otra vez y,  le subíamos todo el volumen al toca casettes, un día trajo del colegio un casette de una música estridente,   pero muy interesante, era un casette de Sodom- In the sing of evil – 1984, una banda alemana, el cambio fue radical,  porque yo venia escuchando el  Pajaro Loco, Michael Jackson, A que kiko, Timbiriche, Menudo y otros grupetes que mi padre me mandaba de Venezuela.
La admiración por mi primo creció y mis gustos musicales cambiaron radicalmente, algunas veces lo acompañaba en sus salidas nocturnas, yo trataba de confundirme entre sus amigos, ellos hablaban de chicas guapas y,  las cosas que les harían si las tendrían en sus manos, algunos de ellos ya tenían enamoradas y mi primo no se quedaba atrás, ya que el tenia un talento innato para conquistar chicas, yo en cambio no había tenido enamorada, pero si contacto con el sexo opuesto ,se podría decir que a mi corta edad ya conocía ciertas cosas que otros niños ignoraban. Pero esa es otra historia.

Todos los chicos que eran mayores que yo, tenían sus novias y mi primo también, un día me adelante a la casa de la enamorada de mi primo, él me había mandado con un recado y quería que me quede con ella hasta que él llegase.  Ella era, o es, rubia, robusta y guapa, se llamaba, o se llama, Ursula, tenía 16 o 17 años aproximadamente y yo apenas 13, ya teníamos cierta confianza,  porque no era la primera vez que acompañaba a mi primo. Esa noche conversamos en la escalera de su casa, no recuerdo de que hablábamos, ella movía sus labios rojos e inflamados y acariciaba su cabello dejando desvanecer sus dedos entre las fibras de su pelo rubio, yo estaba relajado me sentía en confianza e imaginaba las cochinaditas que mi primo hacia con ella, de pronto ella me pregunto:

--¿y tú has chapado con alguien?—
-- claro, tsssrespondí desinflándome como quien dice. Obvio flaquita esa pregunta ni se pregunta.
--¿a Si?, ¿y con quien?—repreguntó
-- con una chibola de la cuadra donde vive Betorespondí.

Lo cual era cierto,pero me incomodaban sus preguntas, porque mi primo y yo hacíamos campeonatos para ver quien duraba mas besando a su respectiva chibola, no importaba quien ganara,  la cosa es que estábamos chapando y, no  podia delatar a mi primo.

--jajajaja ¿y como chapas?—preguntó, con una voz burlona
--¿como chapas tu? repregunté
--a ya, quédate ahí nomás sentadito y cierra los ojosdijo

Y se acerco con su aliento lujurioso, debo admitir que me moría de miedo porque era mayor que yo,  pero ese beso riquísimo me laxó por completo y,  me sobrevinieron unas ganas desconocidas de hacerla mía,  pero mi pequeño cuerpo seria incapaz de domar a esa mujer y,  entendí que eso solo era un juego, éramos amantes de paso, lo nuestro no podía ser, era un amor prohibido (eso pensaba yo),  ella solo atinó a acariciarme el pelo y arrojarme una mirada de ternura. Cinco minutos después entro mi primo con un cigarrillo en la mano y masticando un chicle con una sonrisa de galán de telenovela, pero mas parecia una version peruana de los New Kids on the Block.
Se saludaron y ella lo abrazó como si nada hubiera pasado entre nosotros, yo me aleje un poco para darles privacidad.
 Días después ellos habían decidido que yo debía tener una enamorada, así que planearon todo con sumo cuidado y me dieron a escoger entre dos chicas que me señalaron de lejos, las dos eran guapas de pelito castaño, una era mas alta que la otra, Karen y Andrea, yo no quería tener enamorada,  pero si quería ser como los amigos de mi primo, tenia que tener una noviecita para no estorbar a los demás.

Una tarde me dijeron que ya estaba todo arreglado, yo me habia decidido por Karen, me gustó particularmente ella por su carita de niña buena y,  su pelo ensortijado color castaño,  además su estatura era la mas conveniente,  aunque parecía tener mucha mas experiencia que yo, a pesar de su corta edad.

Esa misma tarde tenía que declararle mi amor, el amor que no sentía.  Allí estaba ella con sus amigos, entre ellos había un chico amanerado, que hacia las veces de alcahuete,  mi primo y su novia me miraban desde el balcón y me daban indicaciones que yo rechazaba.

--ya anda al toque nomás, vamos mándate y te la chapasme decían
--ya carajo, no jodan. Como si no supieradije

Tenia que cruzar la calle y caminar algunos metros y plantarme allí de bruces sobre el pavimento, las manos me sudaban, sentía la mirada de Karen y sus amigos, como si supieran a que iba, la mirada de mi primo y su novia,  ya me encontraba  a medio camino, a paso firme, quería regresar corriendo a mi casa,  pero no podía,  finalmente llegué,  me estacioné tres metros delante de ella,  me sentía vacío, era un desalmado (vi como mi alma salio despavorida  y muerta de miedo), mi cuerpo estaba mas frió, mi garganta seca ya no producía saliva, mis piernas temblaban, estaba pálido, me arme de valor y le dije con voz temblorosa:

-Karen podemos hablar en seguida se escucharon gritos y silbidos burlones
-¿me dices a mi?—preguntó, como haciéndose la cojuda, esta expresión me dio mucha rabia,  Si, a ti perra, pensé
--Si un ratito nomásdije, se puso de pie y camino hacia mí, los gritos y burlas no dejaban de sonar
-- vamos al frentedije.

Me dio un besito y caminamos hacia un edificio, en el camino le hacia preguntas tontas y cuando por fin llegamos le dije:

--hay que sentarnos acá—

Estábamos en uno de los escalones del edificio, estaba oscuro y hacia frió, el piso estaba frió muy frió, tome sus manos, ella advirtió el sudor de mis manos y me soltó rápidamente, se hizo un silencio estremecedor, no sabía que decir para romper el hielo, pero algo tenia que decir, así que tenia que ser directo.

--quieres estar conmigodije
--ya puesdijo

Me proyecté sobre ella como una bestia salvaje y nos besamos por largo rato, su aliento a menta me embriagó, quizás desde ese día no soporto ver a las chicas masticar chicle. Después de besarnos nos pusimos de pie, gracias le dije y, hasta ahora  no se porque dije eso.  Ella bajó rápidamente las escaleras y me dijo: chaooo, con su miradita coqueta de perrita obediente.

Al día siguiente me levanté un poco tarde, me sentía cansado y,  recordé que tenia enamorada, pero no quería verla, tenia que hacer algo para deshacerme de ese compromiso, así que opte por ausentarme y evitar acompañar a mi primo.
Había descubierto que mis manos sudaban cuando estaba expuesto a situaciones incomodas, estaba seguro que el fútbol no era mas que un miserable juego, en el que participaban una manada de hombres primitivos, había descubierto el amor por la música y,  perdía progresivamente mi entusiasmo por jugar con mi primos, era evidente que ya estaba entrando a otra etapa de mi vida y, estaba resuelto a descubrir cosas nuevas en los próximos años.

1 comentarios:

MARTIN .E BASADRE AGURTO dijo...

hay momentos brillantes en este Relato , jajajaja
me identifico con algunos pasajes¡