Soy un borracho sin capital




Un día desperté con la inquietud de incursionar en el divertido mundo textil; telas, colores, hilos, remalles, pinturas, mallas, etcétera. Influenciado por algunos chicos, influenciados también por alguna loca argentina o un loquillo español que introdujo en el mercado una tendencia subversiva en contra de la moda masiva de los grandes almacenes de ropa, que justifican su victoria vistiéndonos a todos igual, como hermanos gemelos y arriesgándonos a encontrarnos con algún hermano No reconocido en la combi.  Somos hijos putativos de un dictador de la moda  y debo reconocer con humildad mi derrota por haber comprado algunas prendas allí  y,  peor fué el bochorno cuando tuve un encuentro cercano, No del tercer tipo, si no más bien del primer tipo, el  tipo que me crucé en la calle con la misma casaca que yo vestía.

Provisto de un pequeño capital que mi madre me había prestado y  que naturalmente aún no le he pagado,  sin saber por donde comenzar,  le comente mi inquietud a una amiga que estaba en mi lista de contactos del msn, habíamos chateado varias veces,  contándonos cosas frívolas y compartiendo nuestros gustos por la música, le dije que quería hacer polos, que sabia que en gamarra podría comprar la tela, pero necesitaba saber algo de telas, a ella le pareció  paja ,  me dijo que me pondría en contacto con su enamorado,  porque él hizo polos alguna vez y quizás podía ayudarme.

Y asi fué

Nos reunimos más rápido de lo que pensé, (no se,  sí  fue  por celos o por el simple afán de querer conocerme),  llegué gracias a un croquis y unas referencias confusas, tan confusas como mi nuevo amigo.
Emprendí mi largo viaje en el viejo dinosaurio, la línea 94 que me lleva a campoy.
Llegué con cierto temor porque no conocía el lugar, en el camino pensaba que todo podía ser una emboscada y,  me quitarían todo el dinero que llevaba.   Al llegar con los zapatos llenos de polvo,  conocí donde vivía y me pareció bastante amplio,  conversamos de todo; música, sexo, mujeres, hombres, hombres que querían ser mujeres, mujeres que querían a mujeres y de una posible sociedad que nunca se concretó.  Todo acompañado por un potente equipo estereofónico y unas refrescantes chelas heladitas lo justo!!
Amanecí en un sillón con el aliento avinagrado, el clásico sentimiento de culpa y la promesa que jamás volvería a beber de esa manera tan endemoniada,  rápidamente me senté en el sillón abochornado porque había vomitado el riquísimo seco de cabrito del almuerzo anterior y  la hermana menor de mi amigo de copas, me dijo: limpia tu buitre.  Regresé aturdido a mi casa, me conecte al msn y  descubrí que había sido victima de una travesura que me pareció muy ocurrente, me habían cambiado el nick,  ahora era 
"un borracho sin capital"

Ya se me estaba acabando el dinero y  no se concretaba la sociedad,  y  tampoco me presentaba al famoso costurero de polos del que me había hablado tanto, quizás por la pereza la cual moraba en su cuerpo como un inquilino con un contrato de alquiler venta, que finalmente terminaría por apropiarse de su vida.

El 24 de diciembre del mismo año,  mí amigo perezoso y yo,  el más holgazán, que luchaba por divorciarse de ese defecto,  porque ya me acercaba tímidamente a los treinta, y  los treinta se acercaban a mí,  a paso largo y con mirada vengativa.
Fuimos esa mañana a la fabrica donde conocería al joven de los polos, llegamos con cámara fotográfica en mano para capturar algún evento gracioso y ser lo mas impertinentes que pudiéramos ser. Los trabajadores lo saludaban con cariño, estaban celebrando con sus familiares la navidad con un panetón de marca desconocida en una mano y en la otra un champagne Noche Buena, a una temperatura inapropiada para dicha bebida.  Mi amigo de copas correspondía sus muestras de afecto induciéndolos a que abran su champagne, petición que ellos no podían negarse aunque quisieran. En ese momento me di cuenta que solo habíamos ido para chupar.

Horas después estábamos ebrios sentados en una banca afuera de una tienda con muchos amigos (amigos que no había visto nunca en mi vida y que no volví a ver más),  tomé una foto a un meón desesperado y creo que fue la mejor foto de ese año, mi amigo ebrio y lunático,  dejó caer la cámara,  me enfadé con él por ser tan irresponsable,  siendo yo el mas irresponsable de los dos.  Me di cuenta de la hora, ya se acercaba la navidad eran aproximadamente las seis de la tarde y ya no podíamos seguir bebiendo tan lejos, asi que decidímos irnos de inmediato.  Esa navidad yo la iba a pasar solo,  porque mi madre y mi abuela viajaron al norte.

Cuando llegamos a su casa, comimos algo, no recuerdo si bebimos más,  pero lo que si recuerdo,  es que todos se fueron a celebrar la navidad en casa de su abuelita. Eran aproximadamente las 11pm,  yo estaba sentado frente a la computadora,  no había nadie en su casa,  en el patio estaba Don Juan (no se llamaba Juan, le decían así por pendenciero), él estaba cocinado un lechón, que lo comerían en noche buena, cuando regrese la familia para continuar la celebración, a mi ya me había pasado el efecto del alcohol y, me sobrevino una nostalgia inexplicable, quería salir de allí corriendo, extrañaba la navidad cuando era niño en casa de mi abuelo. Salí de la casa me despedí de Don Juan, me pidió que me quede,  pero ya no quería estar allí,   caminé hasta la avenida,   espere a mi dinosaurio y viaje con melancolía,  pensando en todas las cosas que podrían hacerme sentir más triste. Extrañe a mi ex, que me había abandonado por otro hombre, extrañé a mi madre y mi abuela,  porque estaban lejos, extrañé a mi Padre,  bueno a él lo sigo extrañando.
De pronto suena mi celular,  era el pelotúdo de mi amigo que se había olvidado de adoptarme por una noche buena, quería que tome un taxi hasta la casa de su abuela para celebrar la navidad,   pero ya era navidad y  yo estaba en el microbús celebrando mi patética noche buena,  que resulto ser malísima. Aunque pude ir decidí quedarme en mi sitio,  porque había estado mucho tiempo bebiendo lejos y prefería estar cerca de mi casa y  también tenia que bajar de la azotea a Baxter mi perro,  que probablemente estaba llorando de miedo.

2 comentarios:

winston dijo...

como olvidar las navidades en ese barrio de calles empedradas y estrenar las tabas nuevas

Anónimo dijo...

jajajaja bueno yo tambien un huevo de tiempo q no paso por alli la casa donde vivia se fue abajo,san turron sigues viviendo por magdalena? es bueno saber de ti y q aun sigues vivo un abrazo